Fundador de "Todos los nombres" de Asturias.
Foto: Lorge Peteiro Lne.
El día 1 de Septiembre de 1937, la 1ª Agrupación de la 1ª Brigada de Navarra ocupó Panes y las alturas situadas al Oeste de Buelles. A continuación cruzó el río el Tercio de Zumalacárregui, logrando hacerse con el control de los pueblos de Andina-Villanueva y Colombres. Con esta acción, quedó rota la improvisada línea defensiva establecida por los republicanos en la margen izquierda del río Deva.
Durante esa misma jornada, más al Sur; la IV Brigada de Navarra, con los batallones 9º y 10º de Zamora y el 4º de Ceriñola, al mando del Teniente Coronel Mora, tomó los pueblos de Río –La Fuente-Cires-Sobrelapeña-Burrio-Cicera-Piñeres-Rozas-Navedo-Linares-Caldas-La Hermida, cortando la carretera que comunica Potes con la parte oriental de Asturias.
El día 2, partiendo de Quintanilla, el 10º de América y el 4º de Arapiles; reforzados con una batería del 10,5 y una sección de Ingenieros, ocuparon los pueblos de Bedoya,
Llano, Tama, Ojedo, Potes, Atiezo y Casilla, dejando establecida una línea defensiva al Oeste de la localidad de Potes. Al entrar en dicho pueblo, pudieron comprobar que en su retirada los republicanos habían incendiado la villa. Así lo relatan numerosos testimonios de vecinos de la zona y así quedó reflejado en el parte de operaciones de la VI Brigada de Navarra (S.H.M. –Legajo 458 – Carpeta 14).
“El pueblo de Potes en sus dos terceras partes está destruido y quemado, duran aun los incendios cuando entramos en el pueblo. Se cogen al enemigo 2 almacenes de víveres, 3 coches ligeros y un camión; un depósito de dinamita, 6000 kg de harina y un equipo óptico”.
Como relata Carlos A. Pérez en su artículo “Las fuerzas republicanas de Cantabria, el C. E. Santanderino. El Miliciano”. A finales de 1936, las tres columnas montañesas se habían transformado oficialmente, en tres sectores: Los Tornos, Corconte o Soncillo y Reinosa. El Cuerpo de Ejército montañés también contaba con la comandancia o sector de Potes, defendida por una pequeña fuerza dirigida por el coronel Arturo Llach.
Fue en abril de 1937, como consecuencia de la ofensiva nacional sobre Vizcaya, que siguiendo las órdenes del general Llano de la Encomienda, los batallones cántabros se agruparon por primera vez en brigadas y éstas en tres divisiones que abarcaban los anteriores sectores existentes. Cada división estaba formada por tres brigadas, quedando otras tres como autónomas (la 11ª en la Comandancia de Potes y dos móviles).
Con la reestructuración llevada a cabo en el Ejército del Norte el día 6 de agosto de 1937, la 11ª Brigada cántabra fue renombrada como 176ª Brigada Mixta, continuando al mando del Mayor Cecilio San Emeterio de la Torre y con su comandancia establecida en la localidad de Potes. Allí permaneció hasta mediados del mes de agosto, siendo relevada con el inició de las operaciones del Ejército Nacional sobre Cantabria, pasando a formar parte de la 54ª División. El día 24, de ese mismo mes, el General Gámir ordenó la retirada general hacia Asturias, replegándose la 176ª Brigada a su base de Potes. Con los navarros cerca, la unidad abandonó dicha localidad; probablemente en la madrugada del día 1 de septiembre, estableciendo su plana mayor en Camarmeña. Un telegrama enviado por el Jefe del Ejército del Norte a Indalecio Prieto, recogido por Julián Zugaragoitia en su obra “Guerra y vicisitudes de los españoles” dice lo siguiente:
“Una compañía del Batallón nº 106, se pasó al enemigo. Era la segunda de esa misma unidad en desertar, por lo que el batallón fue disuelto. Por si esto no fuera bastante, también desertó el jefe del Batallón nº 139”.
Según los partes de operaciones de la VI Brigada de Navarra antes citados, fueron 300 los milicianos republicanos que se presentaron el día 5 de septiembre; dos días antes lo habían hecho otros 107.
Desde Camarmeña, Cecilio San Emeterio de la Torre podía controlar a los dos únicos batallones que le quedaban; el I Batallón, mandado por el mayor José García Rescalvo, que contaba con una fuerza de 552 hombres; resultado de fundir al 106 y probablemente al 116, estableció su puesto de mando en el puerto de Aliva; desplegándose en el flanco derecho, cubriendo los puertos situados a los pies de Picos de Europa y que hacen de frontera entre Sotres y Espinama, enlazando por su flanco izquierdo con el Batallón nº 139, del mayor Arsenio Ciesa Solana; con su puesto de mando situado en el pueblo de Tielve. Uno de los 307 hombres con que contaba este último, era un joven miliciano llamado José Luis Sampedro, que años más tarde se convertiría en uno de los mejores escritores españoles del siglo XX.
Entre los habitantes de Potes siempre se ha sabido que el jefe de las últimas tropas republicanas que ocuparon la villa llevaba el apellido San Emeterio. Pero según varios autores, el Mayor Cecilio San Emeterio se había suicidado a mediados del mes de agosto, coincidiendo con el comienzo la batalla de Santander, quedando la Brigada de Potes a las órdenes del comandante Casado; los hermanos Ramón y Jesús Salas Larrazábal, en la página número 25 de su libro “Historia General de la Guerra de España”, refiriéndose al día 17 de agosto de 1937, dicen:
“Así como la víspera había abandonado el frente Fernández Navamuel, ese día lo hizo Cecilio San Emeterio de la Torre, jefe de la más famosa de las brigadas de choque montañesas y héroe popular, quien abandonó su puesto y fue relevado y procesado. Pocos días después, totalmente hundido se suicidó”.
Por su parte Carlos Engel en la página número 164 de su obra “Historia de las brigadas mixtas del Ejército Popular de la República”, relatando la ofensiva sobre Cantabria y dando a Cecilio San Emeterio como comandante de la 178ª, escribe lo siguiente:
“Nada más iniciarse ésta, San Emeterio desertó, fue procesado y en el barco que le llevaba de Santander a Francia, se suicidó. Su deserción fue acompañada por la de la mayoría de sus hombres y con ello la 178ª Brigada Mixta desapareció”.
Quizá esta fuera la causa de que algunos “investigadores” hicieran responsable de lo sucedido en Potes al anarquista, Emeterio Díaz Huerta, comandante del Batallón nº 214 que, procedente del frente de Oviedo, llegó al frente cinco días más tarde de que la villa fuera quemada y cuya única responsabilidad en este asunto fue tener un nombre parecido al primer apellido del comandante de la Brigada de Potes.
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