GUERRILLERO, maquis... dos palabras que nombran una realidad que ha quedado en el olvido. No son sólo personajes rebeldes de algún relato de guerras del siglo XIX
o un hecho que mencionan los libros de historia en pocas líneas. Los maquis se opusieron al franquismo y colaboraron con la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Jesús de Cos (Santander, 1924), o el Comandante Pablo, no ha dejado la lucha por sus ideales marxistas, a pesar de estar cerca de cumplir 85 años.
"Salud y República a todos", lanzó el pasado sábado en Navascués, a las decenas de personas que se reunieron en el frontón de la localidad para rendir homenaje a "los olvidados de los olvidados".
La pasión y la firmeza de sus convicciones no se han desvanecido con el paso de los años. "Soy marxista hasta que muera. He luchado en todos los lugares en los que he estado porque la lucha de clases es mundial".
La vida guerrillera de Jesús de Cos comenzó en 1939, con sólo 14 años. La resistencia es algo que lleva en la sangre, ya que su padre, primer teniente de alcalde de la localidad de Rionansa (Cantabria) y miembro del Partido Socialista durante la II República, tuvo que exiliarse a Francia al finalizar la Guerra Civil, donde colaboró en la lucha contra los nazis. Sin embargo, el padre de De Cos fue detenido y traslado al campo de concentración de Mauthausen, en Austria, donde murió en 1941.
Uno de los amigos de su padre, Ceferino Roiz Machado, inició al joven Jesús en los maquis de Cantabria, convirtiéndose en un enlace de la Brigada "Machado". Aunque no quiso, en un principio, realizar el servicio militar, Machado le convenció para que integrara las filas franquistas con el fin de aprender a manejar las armas y poder así enseñar algunas técnicas a los guerrilleros. "Entré en el ejército en marzo -de 1945, en El Ferrol- y en agosto los franquistas cogieron a un miembro del Partido Comunista de Santander, que me delató. Tras descubrir este hecho, me dieron una paliza y estuve ingresado 42 días en el hospital, orinando sangre. Todavía sufro las consecuencias de ello".
Una vez recuperado, se escapó del hospital y se incorporó a la brigada con la que organizó una multitud de pequeñas acciones. Con 21 años, pasó la frontera y fue en Toulouse donde elaboró la resistencia ideológica.
"Empecé a colaborar con Vicente Tovar en Toulouse y organizamos la Escuela de Guerrilleros. Con 25 años, me dieron el grado de comandante. Abrí todos los pasos de la frontera por medio de los enlaces que teníamos con el Partido Comunista. Por esa razón, la policía extraoficial intentó detenerme varias veces. Sin embargo, como mi padre murió por luchar en Francia y fue reconocido como muerto por la patria francesa, tengo el grado de Pupilo de Francia -huérfanos protegidos por el Estado francés-".
La falta de medios y, especialmente, la fuerza de las ideas, orientaron la resistencia del Comandante Pablo hacia la difusión del ideal marxista, tanto en Francia como en el Estado español, hasta su regreso oficial en 1985.
Navascués rinde homenaje a la guerrilla
Decenas de personas se desplazaron el pasado sábado hasta la localidad de Navascués para asistir al homenaje a los maquis, "los olvidados de los olvidados" como destacó Carlos Ochoa, miembro de la asociación organizadora del evento, Ahaztuak. Bajo el lema Ni cautivos, ni desarmados , varios componentes de Ahaztuak, así como el alcalde de Navascués, Andoni Iriarte, recordaron el papel de los maquis en la Guerra Civil y reivindicaron la necesidad de hablar de los guerrilleros y de sus acciones.
El momento más emotivo de la mañana ocurrió cuando el maquis Jesús de Cos dio un discurso convencido sobre la guerrilla y la Memoria Histórica. "Lo primero que se debe hacer es rescatar la memoria de los que han caído para saber dónde están, pero no hace falta desenterrarlos. Que se queden donde estén", aseguró con firmeza. "No hay ser humano que me sepulte de nuevo en el olvido". Asimismo, De Cos mencionó la ausencia de su compañero Felipe Matarranz que no pudo acudir al acontecimiento por problemas de salud. De Cos es miembro de la asociación "Archivo, Guerra y Exilio" y recoge su experiencia guerrillera en el libro "Ni bandidos, ni vencidos" .
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