Editorial: Editorial Temas de hoy
Año: 2001
Descripción: 432 p. 24x16 cm
Índice: Introducción. La memoria clandestina
Capítulo 1. La resistencia armada durante la guerra civil (1936-1939)
El exterminio como programa político... 24
Los primeros grupos de huidos... 34
XIV Cuerpo de Ejército Guerrillero... 41
Los emboscados de León y Galicia... 45
La caída del frente Norte y los huidos asturianos y santanderinos... 51
Huidos y guerrilleros extremeños... 58
La resistencia en Andalucía... 63
Capítulo II. Huidos y guerrilleros en la posguerra (1939-1944)...69
Tiempo para la venganza... 69
Los huidos de posguerra... 75
Extremadura, La Mancha y Andalucía... 82
La Federación de Guerrillas de León-Galicia...92
Los huidos asturianos y santanderinos... 107
El PCE en el marco político de la posguerra... 113
Capítulo III. El exilio francés y las invasiones pirenaicas (1944)... 123
Españoles en la Resistencia francesa... 123
Las invasiones pirenaicas... 129
La polémica de las responsabilidades... 136
Las secuelas de Arán... 140
La vía armada como alternativa... 143
Capitulo IV. Los años decisivos (1945-1947)... 149
La consolidación del franquismo... 149
Galicia-León: declive federacionista y apogeo de los comunistas... 153
Dos visiones de la guerrilla en Asturias... 163
La vida efímera del Ejército Guerrillero de la Zona Centro... 171
Las agrupaciones andaluzas: Córdoba, Granada-Málaga y Cádiz... 182
La Agrupación de Levante y Aragón... 190
La vida cotidiana en el maquis... 197
Los enlaces: los otros guerrilleros... 213
Las mujeres en la resistencia antifranquista... 218
Capítulo V. El «trienio negro» de la resistencia (1947-1949)... 229
El fracaso de la política... 229
Los verdugos de la guerrilla... 231
Catálogo de víctimas... 239
La respuesta de los maquis... 244
Expropiadores y bandidos... 249
El final de la Federación y la decadencia del Ejército Guerrillero... 259
Las matanzas de Monte Coya y Santo Emiliano en Asturias... 265
La desaparición del Ejército Guerrillero de la Zona Centro... 270
El apogeo de la «Agrupación Roberto»... 274
Cerro Moreno y el declive de la AGLA... 280
Los comunistas cambian el paso... 287
Capítulo VI. El final de la resistencia armada (1949-1952)... 293
La muerte de Manuel Girón Bazán... 293
Tiempo de traidores... 297
Inventario de héroes y de leyendas... 305
Los últimos guerrilleros asturianos... 314
El final de la Agrupación Guerrillera de Levante... 318
La Coruña, el último bastión guerrillero de Galicia... 322
Las guerrillas del mediodía andaluz... 324
Manual para supervivientes: el exilio o la muerte... 330
La guerrilla como anacronismo: nuevas formas de lucha... 339
Capítulo VII. La guerrilla urbana y los anarquistas catalanes... 343
La resistencia urbana en Madrid... 344
La guerrilla urbana en Barcelona y otras ciudades... 348
La guerrilla anarquista en Cataluña (1945-1949)... 353
El final de la resistencia libertaria (1949-1963)... 359
Los últimos guerrilleros... 366
Epílogo. Una historia abierta... 371
Las razones de un fracaso... 371
El problema de las cifras... 377
Notas... 385
Bibliografía... 399
Índice onomástico... 409
“Ignorad a los que sostienen que el historiador está obligado por su profesión a convertirse en un eunuco moral para el que la libertad es tan indiferente como la tiranía y es incapaz de emitir juicios cualitativos”. (Lawrence Stone).
Esta cita encabeza la introducción al libro de Secundino Serrano. Catedrático de Instituto en León y apasionado investigador de las leyendas de los “hombres del monte” que escuchó desde niño, inició su aventura de investigación científica sobre el maquis en el año 76 . Ha publicado numerosos artículos en periódicos y revistas, asesor histórico del documental Death in El Valle (1996) y entre sus libros destacan: La guerrilla antifranquista en León, 1936-1951 (1986) y Crónica de los últimos guerrilleros leoneses (1989).
Vino a presentarnos su libro al ATENEO CULTURAL MADRID XXI y nos introdujo en el tema de “la memoria y el olvido” haciendo un paralelismo entre el salvajismo de los talibanes que destruyen las imágenes de buda y muchos políticos, periodistas e historiadores de este país a los que calificó de “asesinos de la memoria” por manipular la historia y haber transformado en auténticos parias a la principal oposición antifranquista. Condenados a los márgenes de la historia, los maquis apenas están reflejados en los libros de texto que forjan la memoria histórica del país.
Su libro comienza así: “Cristino García Granda es un héroe en Francia y un bandolero en España. En Madrid fue fusilado y en Saint-Denis le dedicaron una calle. Lo paradójico es que la doble condición oficial, héroe y bandido tiene su genealogía en el mismo episodio: la batalla contra el fascismo durante los turbulentos años treinta y cuarenta. Ejecutado el 21 de Febrero de 1946, García Granda había combatido en la guerra civil española contra los militares sublevados, en la Resistencia francesa contra los nazis y en el Madrid de la posguerra contra el fascismo”. Desde la misma introducción titulada “La memoria clandestina”, Secundino Serrano va a dejar claro al lector que el historiador puede jugar en el campo de la libertad sin que esto afecte a la rigurosidad de su investigación.
El autor disiente de la reciente rehabilitación moral de los maquis, aprobada por unanimidad el 16 de mayo en el Congreso de Diputados, para él su situación actual es peor. Se han limpiado los expedientes franquistas que los calificaban de bandoleros, pero no se les ha reconocido su condición de soldados republicanos, por lo tanto en estos momentos “no existen”. En cualquier caso, los tiempos están cambiando, aunque sea muy lentamente, y la reciente actualización del maquis con varios libros y una película en este año ha sido sin duda lo que ha obligado a esa rehabilitación moral.
Hasta ahora, permanecían en el imaginario colectivo de aquellas zonas de España donde había habido maquis y se bajaba la voz para narrar sus leyendas.
La memoria clandestina
El historiador reivindica la utilización indistinta del término maquis o guerrilleros: “guerrilla es un término castellano incluido en todos los idiomas, pero también el pueblo tiene derecho a elaborar sus propios conceptos y maquis es la terminología propia del lenguaje popular”.
Nos presentó a grandes rasgos su historia:
“Los maquis existieron desde el 37 al 52, aunque podemos hablar con propiedad de la existencia de la guerrilla sólo del 45 al 47. Fueron entre 5.000 y 6.000 guerrilleros de los cuales la mitad murieron en el monte, otros se entregaron o fueron capturados y fusilados y de hecho sólo hubo unos 500 supervivientes que huyeron de España.
Su historia hay que dividirla en tres fases: La época de los huidos (del 37 al 44). La fase de la guerrilla (del 45 al 47). Y los últimos años (del 48 al 52).
Chorco de lobos
Acabada la guerra civil, Franco no intentó ninguna reconciliación, Paul Preston habla de la “política de la venganza”: hay 450.000 exiliados, 90.000 ejecutados durante la guerra y 41.000 durante la posguerra por motivos ideológicos.
El origen de los huidos es esa represión, su destino era ser ejecutados o la ley de fugas. Estaban desorganizados, huyeron para salvar la vida, apenas tenían armamento y ni siquiera una conciencia política de lo que hacían. Tenían muy difícil huir al extranjero, en Portugal la dictadura de Salazar los hubiera entregado a Franco y desde 1940 en Francia se hubieran topado con la ocupación nazi. España se había convertido en una ratonera, su situación era dramática, atrapados en un “chorco de lobos” que es como se llama en el norte de España a las trampas para cazar estos animales.
Fue la época más sangrienta en la que hubo verdaderas matanzas también por parte de los maquis como una manera terrible de defenderse y para dar lecciones en algunos pueblos.
La Guerra Mundial ya estaba decidida y pensaron que había llegado el momento de recuperar la libertad y la República. Es el momento de la guerrilla propiamente dicha. Y ésta es una parte de la historia del Partido Comunista de España. Es el PCE quien decide las invasiones del Valle de Arán que fracasan.
La guerrilla se convierte en un verdadero problema para la estabilización del régimen, un foco perturbador para un régimen aislado y cuyos aliados internacionales acaban de perder la guerra. En el 45 la ONU no acepta a España y en el 46 EEUU, Gran Bretaña y Francia firman un tratado de condena a Franco.
El miedo del régimen no es baladí, es un momento de cambio, de esperanza para los republicanos y en realidad es el único momento en que hubo posibilidades de cambiar el régimen.
Pero la diplomacia internacional no entiende de sentimientos. Cuando a partir del 47 se estabiliza la “Guerra Fría”, la guerrilla no tiene nada que hacer. Rusia ha recogido su parte del botín, América también, y en este último botín se incluye el apoyo al régimen franquista.
La cacería
Entre las responsabilidades del PCE, la del 47 es verdaderamente terrible. Resulta incomprensible que el PCE no iniciara en el 47 la retirada de los guerrilleros. El propio Stalin aconseja en el 48 que retiren las guerrillas, pero lo que lleva a cabo el PCE es un cambio táctico que fue un disparate, les dicen: “ahora ya no sois guerrilleros, os convertís en instructores de los campesinos. Desde una mesa y un papel es bonito, pero en el monte eso no tenía sentido.
Estas elucubraciones tácticas las va a resolver la guardia civil aniquilando a los guerrilleros. A partir del 47 con la “ley de bandidaje y terrorismo” los montes de España se convierten en una auténtica cacería. Había ya una larga tradición de “ley de fugas” y pasan a aplicarla por todo y a todos: guerrilleros en activo, ex-guerrilleros, enlaces o sospechosos de ser enlaces, da lo mismo. Es una época de terror en la que sólo unos cuantos consiguen salvarse.
A partir del 49 se puede certificar el fin de la resistencia armada. Ya son sólo grupos que como en la época de los huidos sobreviven con una especie de fatalismo personal. En el 50, 51 y 52 atravesar España era muy difícil y si el PCE ha alardeado de tener controladas las rutas de paso debería de haber contribuido a poner a salvo a estos luchadores acorralados.
A partir del 52 ya no hay guerrilla en el monte, hay mitos, leyendas y personajes de leyenda”.
Entrevista:
P ¿Cómo explicas que hasta el 45 no se organicen?
R. Sí que se intentó, los españoles lucharon en la resistencia contra los nazis en Francia con notable éxito. Yo me emociono cuando veo en las imágenes de la marcha de la liberación de París los tanques en los que pone: Guadalajara, Teruel...
Las invasiones del valle de Arán fueron de hecho el intento de capitalizar esa fuerza de la resistencia de los españoles en Francia. La pregunta es si tácticamente fue un movimiento correcto acometer una lucha frontal con 7.000 hombres. Si en el 44 se hubieran introducido esos hombre bien armados podría haber dado otro resultado.
P. La decisión de las invasiones del valle de Arán coincide con el fin de la guerra mundial. ¿Pudo ser una táctica de Stalin con el objetivo de tener más fuerza en el reparto del mundo entre las potencias?
R. Los tratados internacionales no influyeron para nada. A partir del 44 el mundo se ha repartido. En la distribución geopolítica, Stalin dio por perdida España desde el principio. La nota de los aliados en el 46 contra Franco es mero lenguaje diplomático. Había una deuda simbólica importantísima, miles de españoles habían combatido y fueron los primeros que se enfrentaron a los nazis. Ellos creían que esa deuda se iba a pagar. En el 44 había 12.000 o más españoles desmovilizados que estaban convencidos de que había llegado la hora de liberar España. Después de ganar a los nazis tenían claro que Franco iba a caer y ellos iban a ser la vanguardia de esa lucha. Había un impulso muy importante y casi que con las armas en la mano obligaban al PCE. Además en el PCE no había una única cabeza, son los tiempos de las pugnas entre Monzón, Pasionaria y Carrillo. Fue una decisión de una parte de los comunistas, de Monzón que era un individuo muy audaz. No lo decidió ni el politburó ni la Komintern. Aquí no hubo invasión del ejército rojo y por lo tanto en la política revolucionaria y comunista la influencia es mínima. La decisión de Arán fue completamente independiente.
. ¿Se puede hablar de un mando unificado en los guerrilleros de las distintas zonas de España?
R. En la práctica no existía, eran verdaderos feudos. Se trataba de focos cuyo objetivo principal era perturbar al régimen y provocar una intervención de Inglaterra y Francia.
Que lo pensaran los guerrilleros que estaban aislados bien, pero lo sorprendente es que lo pensaran los dirigentes del PCE; o son los mayores cínicos o los mayores ignorantes, porque está claro que a partir del 45 eso era impensable.
El país democrático más afín al franquismo en plena guerra civil fue Gran Bretaña. Si muchas cosas de la posguerra no pueden entenderse sin la actitud de EEUU, muchas cosas de la guerra civil no pueden entenderse (y este es un trabajo que está por hilar fino) sin la posición declaradamente franquista que toman los británicos desde el principio, desde 1936.
P. ¿Cómo se dio en zonas como Galicia, dominadas rápidamente por Franco, el apoyo de la población?
R. En la zona norte muchos de los enlaces eran incluso gente de derechas que se pusieron en contra del franquismo porque estaban en desacuerdo con los métodos y con la desestructuración del medio rural que se imponía con la represión. Además, en muchos casos se trataba de ayudar al hijo del vecino de toda la vida... hay unas leyes de solidaridad que están inscritas en las leyes de la gente del medio rural. Había un índice de politización bajísimo y sin embargo hubo un apoyo extraordinario, no por cuestiones políticas, sino por razones humanas.
P. ¿Cuál fue el papel de las mujeres en el maquis?
R. También los guerrilleros y la izquierda practicaba la discriminación de género. Ellos decían: “el monte no es lugar para mujeres”.
Sin embargo, la importancia de las mujeres fue decisiva sobre todo en los enlaces: viudas de republicanos, hijas o mujeres de ejecutados o simplemente mujeres no concienciadas pero que en ese contexto dan un paso adelante y se comprometen. En esa época y además en el medio rural más conservador es conmovedor cómo esas mujeres vertebraban la lucha política.
P. ¿Qué fue de los guerrilleros que se salvaron?
R. Casi siempre huían a Francia y terminaron en América, pero no fue fácil, porque después de llegar a Francia les obligaban a enrolarse en la legión extranjera para embarcarlos en las guerras de Indochina. Después de perder la guerra civil, la II guerra mundial y los maquis, les dan dos opciones, o la frontera española o Indochina.
Pese a todo, muchos de ellos siguieron en la política y además siguen militando en los mismos partidos que militaban entonces, su fidelidad a los ideales es total. Cuando hablas con los guerrilleros que siguen siendo del PCE no le echan la culpa al partido, sólo a los dirigentes.
P. Está claro que al régimen franquista y a la derecha le interesara condenar al olvido esta parte de nuestra historia, pero ¿no crees que la responsabilidad del PCE y el PSOE es mucho mayor?
R. Me gusta mucho que me hagas esta pregunta, evidentemente durante el franquismo había que ocultar a los guerrilleros, pero ¿qué pasa en la transición? Eso es lo grave, porque la reescritura de la historia no la ha llevado a cabo la derecha, ha sido la izquierda.
En el caso del PCE es extremecedor. En la historia oficial del PCE se les dedica una página, cuando si se cogen los Mundo Obrero del 44 al 48 parecía que lo único que existía en el mundo era la guerrilla, y eso desaparece de su historia oficial. En las memorias de Carrillo y Pasionaria la guerrilla no existe. El PCE ha llevado a cabo una tarea sistemática de negación de su historia y de los guerrilleros, ¿por qué?, pues creo que:
1. Siguiendo el criterio de la época, los dirigentes nunca se equivocaban, y si aquello salió mal, no tenían nada que ver.
2. Cuando llega la política de la reconciliación nacional a partir del 51, los guerrilleros eran molestos y por lo tanto lo mejor era silenciarlos y acabar con ellos.
3. Una vez se instauró la democracia, los guerrilleros eran molestos para todo el mundo.
El PSOE por su parte estuvo 13 años en el gobierno, a veces con mayoría absoluta y no movió un dedo para rehabilitarlos. De hecho la época donde más dificultades ha habido para escribir la historia de este país ha sido en los 13 años de gobiernos socialistas, pero no tanto porque haya habido censuras, sino porque impusieron algo peor que es que determinadas cosas pasaran de moda; hablabas con políticos y decían ¡pero otra vez con la guerra civil!
Y así, mientras una parte de la izquierda estaba con la reconciliación, crearon una especie de agujero histórico que aprovechó luego la derecha para rescribir la historia sistemática y concienzudamente. Lo mismo que hay un “España va bien político”, hay un “España va bien histórico”; Carlos V era un príncipe renacentista, Felipe II un amante de las artes... Estoy hablando como historiador, la historia del país hay que escribirla aunque no quieran o no les guste a los ciudadanos.
P. Debemos darte las gracias por tu trabajo en la recuperación de una memoria histórica muy cualitativa, porque creo que no somos conscientes todavía de la enorme contribución no sólo de lucha por las libertades, sino también a nivel cultural de la República y de la gente tan valiosa que perdimos en el exilio, la guerra o la represión.
R. El franquismo fue una auténtica catástrofe. Aunque la República, justamente porque representa la libertad que se perdió ha quedado idealizada, y la historia esto no puede dejarlo así. Hay que valorar también los hechos lamentables que tuvo la República. Pero el franquismo ha sido tan grave que no sólo nos ha negado la posibilidad de estudiarlo, sino también de colocar la república en la mesa de operaciones y estudiarla concienzudamente.
Yo reivindico el papel de la historia, en mis clases siempre digo que es la asignatura más importante y no por corporativismo. Ni una persona, ni un país, pueden vivir sin historia. Cuarenta años de dictadura aniquilan un país, y si estudiáramos el franquismo la percepción que tendríamos del país sería diferente y el país por tanto sería diferente y a lo mejor Gran Hermano no batiría récords de audiencia.
Beatriz Muñoz
LA ESPAÑA DEL MAQUIS
Levante-Aragón fue sin duda el lugar principal, de hecho guerrilla propiamente hablaríamos de esa zona que incluye Aragón, Valencia y Castilla La Mancha. La segunda en importancia fue Granada-Málaga. No sólo fueron las más importantes cuantitativa y cualitativamente, sino que pervivieron a las otras zonas. Tienen un grueso de maquis que vienen de haber participado en la resistencia con un alto grado de conciencia y organización política.
La de Galicia-León es una guerrilla muy simbólica, aquello se adelantó al “foquismo” del Che Guevara, en una zona donde casi no había habido guerra y donde las dificultades hacían imprescindible el apoyo de la población.
La otra agrupación importante fue la asturiana y es en la que más violencia se produce en las dos direcciones. El lugar favorito de la represión franquista fue Asturias, pero también los más decididos luchadores salieron de Asturias, hay una colisión enorme. Pero allí no hubo ningún tipo de organización, cada partida iba a la suya, no había una estrategia común. Había ejecuciones diarias y se convirtió en algo muy personal, en una micro-guerra civil en la que se multiplica la violencia.
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