LA VANGUARDIA 16/08/1998
El consistorio justifica su negativa en que las “heridas abiertas” por el mítico guerrillero todavía’ no han cicatrizado.
Lo ocurrido la pasada semana en Berga con Marcellí Massana (1918-1981), el más popular de ellos y el que gozara de más apoyo entre la población civil, prueba que la historia sigue abierta.
“Las ideas de Marcel.lí Massana siguen siendo vigentes”, opinan los organizadores de un. acto de homenaje. al maquis, que se celebró hace unos días en las comarcas del Bages y el Berguedá (Barcelona), y que no pudo culminarse porque el Ayuntamiento de Berga, dirigido por Jaume Farguell, de Convergéncia i Unió,’ decidió finalmente prohibir la instalación de una placa conmemorativa en el número 8 de la calle de Mossén Huch, casa en la que nació el guerrillero y actual sede del Arxiu Comarcal.
El concejal de Cultura y Juventud, Daniel Tristany, justifica la negativa en que “han pasado pocos años y quedan muchas heridas abiertas”. Y añade que antes de tomar una decisión llegó incluso a sondear la opinión de los familiares del propio Massana. “Tampoco ellos lo vieron con buenos ojos”, afirma. Para Tristany, los maquis gozaron en sus primeros años de actividad de muchos apoyos populares pero, después, hubo acciones “que no fueron tan bien entendidas por la población. Habrá que esperar a otra generación para que cicatricen las viejas heridas”.
La oposición municipal rebate tales argumentos. El PSC considera que CiU ha actuado mal. ERC también se ha manifestado favorable a homenajear a Massana porque “ese ‘reconocimiento, más que reabrir heridas, serviría para ‘cerrarlas y construir un futuro basado en la comprensión y la tolerancia”.
¿Robin Hood o bandolero?
La persona y la historia dé Marcel-lí Massana ilustran esta ambivalencia. El guerrillero contó con decenas de “cómplices” entre los habitantes de Berga, una amplia red dé gente que lo veía como un Robin Hood ‘que robaba a los ricos para repartir lo entre los pobres.’ Su conocimiento casi milimétrico del terreno que pisaba y su valentía mitificaron su persona de tal manera que sus asaltos y sabotajes a los “aparatos del Estado”. eran bien. vistos por muchos en unos años en los que el nuevo orden franquista se sostenía por el uso ‘de la represión más dura.
Marcel-lí Massana, alias “Pancho”, era además valiente. De él se cuenta que llegó a invitar a un café al comandante de la Guardia Civil de Berga, el mismo que había jurado “cazarlo” nada más llegar a la ciudad, cuando ambos coincidieron amigablemente en un bar. Para cuando el militar se percató de que había tenido a’ su “criminal más buscado” a escasos dos metros, Massana ya se había esfumado.
Más adelante, sin embargo, cuando el apoyo internacional a los “resistentes” empezó a flaquear y la oposición al régimen abandonó la estrategia’ de la lucha armada, los maquis no tuvieron más remedio que protagonizar actos de objetivo más “alimenticio” que no siempre salieron bien. El más desastroso, ‘el asalto protagonizado el 9 de noviembre de 1 947, cuando sus hombres ametrallaron en el Clot del Gall a dos coches que debían transportar la paga de los mineros de Fígols. Se equivocaron y el resultado fue el ametrallamiento de dos vehículos “inocentes” y heridas graves a un médico. A finales de los cuarenta, Massana llegó incluso a secuestrar a gente’ adinerada, acciones que despiertan ahora repulsa y justifican el rechazo de algunos sectores ala placa conmemorativa.
Massana murió en el olvido en 1981, en el sur de Francia. Con la democracia, sus apariciones públicas fueron escasas. Una de ellas, un viaje a Manresa, en un acto en defensa de la abstención en el referéndum por el ‘Estatut de Cataluña. “Sentimentalmente estoy a favor del, Estatut, pero no creo que sirva para nada. Mientras Cataluña no” tenga una fuerza pública propia nos continuarán mandando desde Madrid” dijo. Ahora, con el Estatut y con los Mossos desplegados en el Berguedá, incluso los propios votantes de CiU, el partido que le ha negado la placa, siguen pensando que Madrid manda demasiado..
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