EL MUNDO 06/02/2002
Javier Corcuera
Tratando de rescatar algo tan en desuso y tan demodé llamado memoria, Montxo Armendáriz ha querido plasmar en imágenes los recuerdos del maquis. Así, a pelo. Y sin concesiones a la galería.
La idea se le ocurrió mientras rodaba en los montes del norte de Navarra su último largometraje, Silencio roto. Pronto supo que había ciertos personajes, hechos y consecuencias históricas difícilmente susceptibles de ser incluidos en una película de ficción.
Así que encargó al director Javier Corcuera (autor del documental La espalda del mundo) un trabajo que extrajera de boca de los viejos guerrilleros antifranquistas el relato de aquellos años posteriores al final de la Guerra Civil. El resultado se titula La guerrilla de la memoria, un documental que llegará este viernes a las pantallas.
Los recuerdos amargos aunque, qué curioso, a veces también alegres de personajes como Sole, Grande, Asturiano, Quico, Comandante Ríos o Floreado Barsino trufan los 67 minutos de metraje.
José Murillo, el Comandante Ríos, explicaba ayer mientras se palpaba las muescas que dejaron en su piel los cinco balazos recibidos en el frente de Sierra Morena: «Empecé a luchar con 17 años y tengo 77; no he dejado de luchar ni un solo día y pienso seguir contando lo que ocurrió». Su compañero de armas Benjamín Rubio, viejo sindicalista de la CNT, lamentaba «cómo durante tanto tiempo se ha silenciado todo esto, incluidos los partidos de izquierda».
Por la película desfilan no sólo los testimonios de quienes decidieron echarse al monte, sino también los escenarios de sus desventuras: los montes de León, de Navarra, de Galicia, y los pueblos abandonados que fueron refugio del maquis.
«Nuestra intención fue recuperar la memoria y dejar atrás tantos años de olvido», explicó ayer Montxo Armendáriz, quien prefirió delegar en Javier Corcuera a la hora de filmar. Para el propio director de la película «fue un privilegio poder contar la historia de esta gente, y mostrar algo que creo que deben conocer las nuevas generaciones». En opinión de Javier Corcuera, ésta es «una película que habla del pasado pero sirve para el futuro».
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