EL MUNDO 04/04/2005
Mientras en España, grupos de guerrilleros trataban de erosionar la dictadura franquista; en Francia, un joven militante de las Juventudes Libertarias ocupaba el tiempo que le dejaba su trabajo como periodista en la agencia France Presse para rescatar del olvido a todos aquellos hombres y mujeres que, pese a la victoria del fascismo, seguían luchando por recuperar la libertad perdida.
En un tiempo en el que las democracias occidentales consideraban al régimen del general Franco como un mal menor, el joven Antonio Téllez se esforzaba con su pluma en tratar de desenmascarar a un dictador que había impuesto en España una brutal represión.
Pero su lucha contra el fascismo se había iniciado tiempo atrás.Con tan sólo 16 años, este tarraconense se había enrolado en el Ejército republicano y había combatido en diferentes frentes.Ante el avance del ejército franquista, Téllez, como otros muchos españoles, cruzó la frontera en febrero de 1939 buscando refugio en la vecina Francia. Con apenas 19 años, Antonio Téllez conocería la dureza de los campos de concentración franceses. Sin un sitio donde cobijarse, durmiendo en la arena, rodeado de alambres de espino y sin apenas un trozo de pan que llevarse a la boca pasaría los primeros meses de su estancia en Francia.
Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la invasión de Francia por los alemanes, la situación de los españoles se haría aún más difícil. Convencido de que la guerra contra el fascismo no terminó en España, Téllez, junto con otros miembros destacados del Movimiento Libertario como Cipriano Mera y Juanel, se unirá a la Resistencia y contribuirá a la liberación de Rodez, en el departamento francés del Aveyron.
En octubre de 1944 y ante el avance aliado, Téllez participará en la fallida invasión del Valle de Arán, una incursión guerrillera que tenía como principal objetivo sentar las bases para una futura reconquista de España.
Con el final de la Segunda Guerra Mundial y con el reconocimiento del régimen franquista por las democracias occidentales, las esperanzas de reinstaurar en España la República parecían desvanecerse.Sin embargo, serán pocos los que caigan en el desánimo. Antonio Téllez no dudará en apoyar y fomentar cualquier idea que tenga como finalidad derrocar al franquismo. En 1954, y empleando el tiempo libre que le dejaba su trabajo en la agencia France Presse, comenzará a escribir las aventuras y desventuras de unos hombres y mujeres que no se resignaban ante el final que los aliados trataban de imponer a la historia que se libraba contra el fascismo.
Sus relatos sobre los guerrilleros, a los que el régimen tildaba de villanos y asesinos, se convertirán en referentes obligados para todos aquellos estudiosos del fenómeno de la guerrilla urbana.Sus libros sobre Facerías, el Quico Sabaté o la red de evasión del anarquista Francisco Ponzán Vidal serán traducidos a distintos idiomas como el inglés, el francés, el griego, el alemán o el italiano, y servirán para que el mundo conozca de primera mano la lucha de los resistentes antifranquistas.
Su pasión por la labor divulgadora y su militancia libertaria le llevarán a colaborar en numerosas publicaciones como la revista Ruta, Atalaya, Solidaridad Obrera o, más recientemente, en Historia Libertaria, donde recogerá numerosos testimonios del todavía desconocido maquis anarquista asturiano.
Con su labor de investigación del fenómeno de la resistencia antifranquista, Antonio Téllez trató de impedir que la lucha de estos hombres y mujeres cayera en el olvido y fuera silenciada.Su escritura comprometida ha servido para despertar la inquietud de todos aquellos que consideran que este periodo de la historia de España todavía está por escribir.
Antonio Téllez, escritor, periodista e historiador, nació el 18 de enero de 1921 en Tarragona y murió el 26 de marzo de 2005 en Perpignan (Francia).
No hay comentarios:
Publicar un comentario