Diario Diagonal, Barcelona, 29/11/2007
La Ley de Memoria Histórica ha sido vendida como algo que cierra las heridas del pasado y restituye el honor, la dignidad y los derechos de los vencidos de la Guerra Civil.
Sin embargo, permite a la Iglesia mantener los símbolos franquistas por razones “artístico- religiosas”. DIAGONAL CANTABRIA ha hablado con Jesús de Cos Borbolla, un referente de la guerrilla en Cantabria. Fue miembro de la 6ª Brigada Machado, que actuaba desde los Picos de Europa. Hoy día, delegado de la asociación Archivo, Guerra y Exilio (AGE), sigue luchando por el reconocimiento de las víctimas del Franquismo.
Jesús de Cos es conocido en Cantabria por su constancia en el rescate de la llamada “memoria histórica”. A pesar de no haber tenido nunca carnet de ningún partido, siempre ha luchado por sus ideales de izquierdas. Con 15 años ya servía de enlace a los guerrilleros. En 1945, con 21 años, habiendo sobrevivido a la detención y a la tortura, no tuvo otra opción que la de echarse al monte, uniéndose a la Brigada Machado. La falta de ayuda del exterior, las penalidades sufridas en el monte y su estado de salud tras ser herido de bala lo empujaron a exiliarse en Francia. Desde allí, trabajó activamente en el Movimiento por la III República, sin poder regresar a España hasta los años ?80. Hoy, a sus 83 años y con la tenacidad que le caracteriza, sigue ?luchando por la causa? como delegado de AGE en Cantabria.
DIAGONAL: La Ley de la Memoria está suscitando mucha polémica. ¿Cree que atiende todas las demandas de las víctimas del Franquismo?
JESÚS DE COS: En absoluto. Tal y como ha salido finalmente, es una ley descafeinada que no cubre ni una mínima parte de las demandas de las asociaciones que llevamos años luchando por un reconocimiento jurídico de los derechos de las víctimas de la dictadura. No podemos aceptar un simple reconocimiento moral sin verdaderas consecuencias jurídicas y políticas.
D.: ¿Entonces, qué piden ustedes?
J.C.: Lo que pedimos es que se aplique la legislación internacional, como propone el Equipo Nizkor de derechos humanos, puesto que los crímenes contra la humanidad son imprescriptibles, haciendo mención expresa a las Resoluciones de las Naciones Unidas adoptadas por unanimidad en la Asamblea General de la o-nU el 9 de febrero de 1946 y el 12 de diciembre de 1946.
Pedimos la anulación de los procesos sumarísimos franquistas que fueron llevados a cabo sin garantías jurídicas por tribunales ilegales -puesto que emanaban de un golpe de Estado- y esta ley lo único que admite es la ?ilegitimidad? de los juicios, no la ?ilegalidad?. Un pequeño matiz semántico que en la práctica significa que, en lugar de anularse de oficio los procesos, cada familia tendrá que solicitarlo individualmente a los tribunales, embarcándose en un nuevo proceso que le costará mucho tiempo y dinero, para que al final quizá se lo denieguen.
D.: En la ley se habla de otorgar una declaración oficial de reparación a las víctimas del Franquismo ¿Qué es eso exactamente?
J.C.: Es un reconocimiento moral, simplemente, sin consecuencias jurídicas. La emitirá el Ministerio de Justicia tras una comprobación del caso, siempre que sea solicitado por un familiar directo de la víctima. Eso sí, la declaración ?no constituirá título para el reconocimiento de responsabilidad patrimonial del Estado ni de cualquier Administración Pública, ni dará lugar a efecto, reparación o indemnización de índole económica o profesional?.
D.: ¿Se ha tenido en cuenta al colectivo de guerrilleros antifranquistas?
J.C.: En absoluto. Sólo se nos menciona de pasada en el preámbulo de la ley, pero no en el articulado, con lo cual quedamos excluidos de cualquier derecho. Es un tema que es muy espinoso para el Gobierno. Llevamos años pidiendo que se nos reconozca como los últimos soldados de la República y se nos otorgue la misma condición que a nuestros compañeros del maquis francés, que lucharon en la resistencia.
D.: ¿Quiere decir que en Francia el trato a los guerrilleros españoles es distinto al que reciben aquí?
J.C.: Pues sí. Cada vez que voy a Francia, a algún homenaje dedicado a los guerrilleros españoles, se me cae el alma a los pies pensando: ¿Cuándo veremos esto en España? Porque aquí hemos recibido muchos homenajes por parte del pueblo, organizados por asociaciones, pero siempre a título particular, mientras que en Francia los homenajes de reconocimiento los hace el Estado o las instituciones con presencia de alcaldes, diputados, senadores y de oficiales del Ejército, algo que aquí parece imposible conseguir, a la vista de lo que está ocurriendo.
D.: Otro tema polémico, de los que abarca esta ley es el relativo a las fosas comunes. ¿Cómo se resuelve este tema tan delicado?
J.C.: Lo deja sin resolver. Hasta ahora han sido los particulares agrupados en asociaciones quienes estaban llevando a cabo la tarea de localización de fosas y exhumación en algunos casos. Exigimos que sea el Estado quien se ocupe de esta tarea y de hacer un censo de desaparecidos, puesto que a día de hoy no se sabe a ciencia cierta la cifra de desaparecidos o ejecutados extrajudicialmente.
D.: Usted ya ha hecho pública en alguna ocasión su opinión en contra de las exhumaciones. ¿Puede explicarnos esta postura?
J.C.: Yo no soy partidario de las exhumaciones tal y como se están haciendo ahora, sin la presencia de un juez. No se puede tratar como restos arqueológicos los restos de personas que fueron víctimas de un asesinato, porque no hablamos de tiempos de guerra sino de ejecuciones extrajudiciales en la posguerra. Hay leyes internacionales que fijan un protocolo a seguir en el caso de las fosas comunes y que aquí en España se están saltando a la torera. Y luego nos permitimos ir a dar lecciones a Chile o a Argentina, que han demostrado tener más sentido democrático que nosotros, al no dejar que queden impunes los crímenes de la dictadura y estar todavía hoy persiguiendo a los responsables de aquellas barbaridades. Nuestra Ley de Punto Final fue la Transición y no se permite ni siquiera revisarla.
D.: ¿Está satisfecho con las disposiciones que dicta esta ley sobre la retirada de símbolos franquistas en espacios públicos?
J.C.: Lo que hace falta es que se haga cumplir la ley, porque ya hace muchos años que existe una ley que obliga a quitar los símbolos franquistas en edificios públicos y ya vemos el resultado que ha dado, se quitaron algunos, pero siguen existiendo multitud de ellos y lo que más me indigna es que en algunos municipios de Cantabria sigan manteniéndose nombres de calles como ?Generalísimo Franco? incluso con un alcalde socialista. ¿Cómo se puede educar en democracia si se dedica una calle a un general golpista?
D.: ¿Pese a todo, es usted optimista?
J.C.: Pues sí. Menos mal que las nuevas generaciones van despertando del letargo al que las habían acostumbrado. Los 40 años de dictadura, los crímenes, la represión sistemática además de la desinformación oficial y de los pactos de la Transición lograron mantener al pueblo sumiso y aséptico a la memoria.
Hoy gracias a la perseverancia de AGE y otras organizaciones se están despertando las conciencias, y eso a pesar de los gobiernos de turno, llamados democráticos, que siguen aferrados a su revisionismo de falsificadores de la Historia. Pero nosotros no vamos a pararnos aquí, llegaremos hasta Bruselas para que desde allí se obligue al Gobierno español a cumplir las leyes internacionales que ellos mismos han suscrito en materia de derechos humanos.
Ni bandidos, ni vencidos
Ni bandidos, ni vencidos fue publicado hace apenas año y medio y ya va por su segunda edición. Gestado a lo largo de años por Jesús de Cos, testigo de primera mano, el libro nos ofrece una visión de la Guerra Civil española bajo el prisma de las vivencias de los propios protagonistas. Cinco guerrilleros, incluido el autor, aportan sus experiencias y comentarios, libremente, con la intención de impedir que caigan en el olvido el sufrimiento, la valentía y las esperanzas de tantos emboscados y enlaces de la guerrilla de Cantabria. Un homenaje a aquellos que lucharon por la libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario