A Josefina Solano nadie le puede negar el derecho de llevar el apellido de su padre, Lavín. Josefina es la única hija de José Lavín Cobo, ‘Pin El Cariñoso’, uno de los primeros maquis de Cantabria. Las monjas que se hicieron cargo de la pequeña, nacida en prisión, sobreviviente de las torturas a las que fue sometida su madre, María, fallecida en Estados Unidos a donde fue expulsada tras pasar doce años en las cárceles franquistas, se negaron a legalizar la paternidad del guerrillero abatido a tiros en la calle Santa Lucía de Santander en agosto de 1941.
Josefina Solano quiere recuperar sus raíces, pero sobre todo rehabilitar la memoria de su padre. Maquis, sí, pero no bandolero. De los que se echaron al monte, unos por ideas, todos por miedo, se ha escrito y bien por Isidro Cicero, en tiempos en que obtener testimonios directos de los sucesos que tuvieron lugar en Cantabria cuando estalló la ‘paz’ era una tarea extremadamente peligrosa.
La mayor parte de los que formaron parte de los grupos guerrilleros en Cantabria habían hecho suyo el lema de la Pasionaria: antes morir de pie que vivir de rodillas. Pero era una verdad a medias. Morían de pie, en el bosque, a tiro limpio, porque no querían que los matasen de noche junto a una cuneta, esposados, torturados y vejados ante sus familiares y amigos. Los maquis eran condenados a muerte con la sentencia aplazada. La mayor parte los guerrilleros huyeron al monte después de haber experimentado en carne propia lo que de verdad se escondía tras el perdón de los vencedores. Estos no se conformaron con ganar la guerra sino que, de forma premeditada y sistemática, se dedicaron a exterminar físicamente a los vencidos. El régimen franquista los llamó bandoleros y los persiguió con terrible ensañamiento. No se conformó con derrotarlos en los montes, hacerlos prisioneros o aplicarles la ley de fugas, sino que extendió la represión a madres, padres, esposas, hermanos e hijos.
Josefina (Lavín) Solano es un ejemplo vivo. Sobrevivió siendo un feto en el vientre de su madre salvajemente torturada y ha vivido transterrada toda una vida. Su historia personal es la de muchos otros españoles que sólo piden una cosa: que se sepa que sus deudos no fueron los criminales que el franquismo quiso hacer de ellos.
Cuanta injusticia que todavía tristemente perdura. Cuanto dolor acumulado. Espero que Josefina lo consiga. Un abrazo
ResponderEliminarComo diría Nietzsche: "las guerras vuelven estúpido al vencedor y rencoroso al vencido".
ResponderEliminarPerdieron la guerra, que ellos provocaron y despúes de luchar por el comunismo se presentan como libertadores del pueblo al que atracaban y desvalijaban .... poco les dieron
ResponderEliminarpoco te dieron a ti cabron
EliminarDemocrática respuesta de un rumiante de cuernos retorcidos
EliminarEn Entrabasaguas un heroico luchador por la libertad atraco a punta de pistola a un anciano de 73 años,desarmado, que había vendido una vaca para pagar el jornal de sus trabajadores. Ese invierno fue duro para el , su familia y los que dependían de él.
ResponderEliminarA mi bisabuelo le pasó lo mismo en Entrambasaguas. Y lo pasó mal para reponerse del atraco, tanto moralmente como económicamente. Durante el atraco fue violento y desampresivo.
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